No tengo sosiego, no lo tengo. Podría dejar de ser yo, veo todo lo que he vivido y ahora cierro los ojos heridos de traición y soledad, veo tristeza en todo lo que me hacía feliz. Siento heridas dentro mío, sólo pienso en el veneno que derramaste en mi lecho.
Neblina en mi ventana, ansiando queriendo, dejar de caminar en esos recuerdos.Vuelo por la fe, llorando en madrugada con la tenue sonrisa del futuro. Buscando un lugar dónde dormir, temblando en mi enfermedad, estoy enferma en la aurora, no dejo de soñar con las pisadas en mi calle, mirando cómo en estas horas golpeas mi puerta. Cristalina y penetrante es mi alma para quién me conoce bien, pero qué importa, lo que se alzase en mi corazón no tema del sueño de un otro, estoy ebria de luna...
Belleza en mi boca, se escapan todas las palabras en mis lápices, tal cuál, en mi jardín crecieron rosas, me espiné con la belleza de sus colores, ay, que infinita es la bondad. Turbarme en una meditación alocada, es negra la noche, me asusta el porvenir, no quiero infamias, no burlar a mis plegarias... Quiero algo que hasta ahora no se me ha dado. Existirá la magia en ti, quizás dónde estarás... Lloraré al mismo tiempo que cante y me contentaré en lo poco, porque si viene la felicidad, la desolación también habrá sido una pequeñez en mi calendario.
