Luz bella Luz

I La llegada.

En el puerto de Valparaíso desembarcó para quedarse,un hombre miraba su apariencia,deslumbrado, con sus bigotes blancos que llegaban hasta el cuarto botón de la camisa.
Caminó lentamente;sus pasos traían majestuosamente cientos de historias de todos los colores,sus ojos miraron la ciudad...

Recobró su cansancio con un café ofrecido por su viejo amigo, en ese cerro hermoso empezó la conversación.
-Entonces ella no estuvo aquí en febrero- dijo su amigo (después de confesarle el motivo de su visita) -Tenemos que buscarla- le respondió. Isaac venía soñando con el encuentro más que mal la seda y las joyas le habían costado dos semanas de trabajo,que a su edad era una osadía, él tenía sesenta años, hace veinte que se encontró en esta misma ciudad con ella su Dulcinea de antaño, su musa, la de ayer y la de hoy ¿la de hoy? se preguntó así mismo qué sería de su vida sin ella,qué tan agrietadas estánn esas manos, y su rostro aquel rostro que vio nacer el amor.-Dónde estará- preguntó,el silencio fue helado y sin perdón.La búsqueda comenzó en sus amigas Tina,la Lucha y la Carmen.

II Lucía.

-¿Se te ofrece un tecito Isaac?-
-No,Lucha cuéntame de ella.
-Estuvo bien hasta que cayó en depresión,¡mi amiga!.

Lucha lloró por un rato,Isaac enmudeció.
Miles de cosas se le pasaron por la mente, alguna vez tendría que decirle el paradero de su amada.
Preguntó una y otra vez.Cada sorbo de té que finalmente aceptó era veneno para su corazón,las ansias carcomían las paredes de la pequeña casa,se vio solo en esta tierra que alguna vez los miró felices.

Lucha, la señorita Lucía trabajaba en el correo y conocía la historia de ellos. ya que, las encomiendas y cartas las entregaba a las horas más inhóspitas.La Paulinita, la chiquilla del cabarett, amorosa, coqueta de ojos claros, le decían la gringa ,nadie sabía de dónde venía, ni un hermano ni un sobrino ni abuelo,ni nada.Ella era solitaria,tal vez por esto Lucha era tan transigente con ella,alomejor fue lástima o compasión.Lucha quedó sola al igual que ella,esto y una razón desconocida para Isaac era el motivo del llanto.Finañmente Lucha le dijo que la depresión fue fulminante y hasta la enfermó, le dijo también que dejó de trabajar unas semanas,hasta que la tía Tina la había echado a la calle.
-Así que la Carmencita la acogió en su casa y de ahí no la vi más- dijo secándose las lágrimas con el delantal.

Isaac desconcertado se había tomado seis tecitos y cuatro pasteles, quizo nunca haberla visitado.Su estómago colapsó.Se fue,se fue sin hablar.Lucha miró atenta como se alejaba por el pasillo,las palomas que se abultaban en el entretecho presentían el dolor, volaron de la casa y se juntaron con las gaviotas, la mezcla voladora entre la tierra y el mar era un espectáculo para los turistas que paseaban en lancha, ver como en las rocas convivían esas palomas.Tal como se juntaron Isaac y Luz.

III La Noticia.


Carmencita volvía de la feria, cuando vio a Isaac.Los tomates rodaron cerro abajo, sus piernas seguían hermosas,ella no estaba sola; dos perros caminaban junto a ella ,los ojos de él temían una nueva desilución.
-¡Isaac,dios santo!
-¡Carmencita!,bella igual que ayer.
-Han pasado veinte años- supiró.
Acto seguido se reúnen Isaac y los perros en la puerta,Carmencita golpea su puerta y una joven les abre.
-Pase tía ¿y usted?- dice agitada

Isaac descubrió entonces que aquella joven era su hija,los ojos claros, era su bella Luz, a penas la conoció.Él un viejo marino,pero antes un joven soñador, se maravilló como hace muchos años, recobró el aliento y dijo -¿puedo pasar?-.
La joven aburrida del circo de emociones de sus gestos se rió.

IV La tarde

Todo el resto del día pasó con la joven y Carmencita, parecían cómplices pero las diferencias en sus razgos los implicaban en la certera hipótesis.Ella era la hija de Isaac.
Ambas nunca nombraron a Luz, es más él creía que nunca pronunciarían a su musa ni siquiera él se atrevió, prefirió guardar fuerzas para la noche necesitaba pensar...

Súplica

A lo largo de su estadía,nunca miró a los ojos.La mamá dijo en voz baja que llamaría al doctor para que le diera el informe.
Habían pasado tres meses y la conversación que tuvieron fue un fracaso,lo recuerdo.Ella era más mala de lo que creía.

-¿Sentías lo mismo tú?
-No sé, han pasado varios años-. En su memoria lo único certero era el sufrimiento de una habitación con olor a muerte.
-Ahora mismo, ya estoy vieja, pero, sé que no puedo pedirte nada, no me valdrá de nada seguir adelante, yo sé que no actúe de manera correcta.
-¡Hasta cuándo debo sentir esto!
-No estoy haciendo nada-.Miraba como aceptando que aunque sus respiros le alcanzaran no arreglaría el daño.
-Ese es el problema, cuando casi se me fundió el corazón de pena, tú preferiste delegar tu rol de madre.
-¡te suplico que te calmes!

Aunque pasaron dos minutos, revivieron años de angustia, de descontrol emocional, de duelo.La vida estaba siendo justiciera y no era obra divina, todo estaba tomando rumbo.