Caminamos sin rumbo, sin motivo nos acompañamos, separándonos centímetros, a la izquierda mirando al norte, la vereda se hace pequeña y nos acercamos sintiéndonos la respiración.
Paramos a respirar el suspiro del otro, me busca la vida a través de un beso. Silencio, el sabor es extraño y dulce, es que, lamentablemente muerdo a mi captor y delimito su boca con mis dientes.
Reímos. Ya el eco es silencio, y gritos del pasado fugaz, como el viento, las nubes y el invierno.
No veo en la oscuridad sus recuerdos ni añoranzas, sólo disfruto de su mirada afilada, cortándome mis miedos y sueños anteriores, evocando sus pretensiones ulteriores, jugando con el tiempo en mi mente y la suya, haciéndonos una escena memorable,entrelaza sus brazos en mi cintura. Quiere robarme el alma. Mis manos tocan su mejillas, alzando mis pies alcanzo sus labios, cierro los ojos, me rechaza, sólo quiere despertarme del sueño, escucho una melodía desde sus entrañas diciéndome que es el momento de saber mi nombre, suspiro,ya lo sabe y desapruebo que quiera oír repetirlo frente a frente,me escucha esbozar una palabra, él es feliz cuando le digo cuánto lo quiero.
Sin embargo, él quiere que yo no lo sienta,para no soñar conmigo, para enterrarme en sus recuerdos, para hacer que no existo.
El eco de mi voz,resuena en nuestras almas que se conocen y se buscan siempre, ambos estamos escuchando y silenciado a la vez.
Me toma de la mano y me lleva cual gigante cima conquistada.Ahora que logramos el desafío, perdemos el temor, asumimos la existencia del otro a pesar del miedo. Pasamos por mi casa y entramos.Se quedó para siempre, no necesito callar mi voz, ahora sí podemos decirnos te amo.